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Category: FútbolEnPaz
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Para nadie es noticia que en los estadios venimos viviendo una violencia que afecta a todo un entorno, pasando desde los clubes, las administraciones municipales hasta llegar, sobre todo, a las personas que desean vivir una fiesta del Fútbol en Paz.

Cada que hay un suceso de gran noticia como el acontecido el pasado martes en la Ciudad de Bogotá, se vienen una serie de propuestas que se han venido convirtiendo en un discurso repetitivo sin trascendencia, pues no pasa de allí y queda legado hasta que otro hecho los hace que se desempolven convirtiéndose en promesas sin memoria.

Pero no hay que esperar que suceda algo que se convierta en noticia para saber que en cada partido, en cada estadio, hay una serie de sucesos que pasan desapercibidos y que son los que al final, unidos a otros, terminan reventando en los sucesos antes mencionados.  

En la mayoría de casos, la represalia ha sido la respuesta que dan las administraciones como solución a una situación que lo que menos pide es ese tipo de “resolución a un conflicto” que va más allá de esas acciones.

Resolver un conflicto no tiene nada que ver con medidas dictatoriales tan rechazadas en los discursos, pero tan comunes en las prácticas, como el caso de la ciudad de Bogotá, por así decirlo, pues es el más reciente aunque hay una lista numerosa de situaciones similares en nuestro país.

Reprimir, vetar, aislar, coercer, coartar una pasión, parece ser la salida más cómoda para muchos, y son esos mismos que exigen y toman ese tipo de soluciones, los que parecen lavarse la manos en una situación donde son más responsables en los hechos pues su comisión por omisión los hace garantes de llevar estampada la afirmación latina “mea culpa”.

Cuando se reprime, las personas tienden a presentar trastornos psicosomáticos que llevan a la alteración de su comportamiento, y estaríamos agravando la situación, trasladando la reprochable violencia en el estadio a los barrios, carreteras y demás. 

Siempre hemos escuchado el adagio popular “es mejor prevenir que lamentar”, y cuanta razón tiene tan sabias palabras para estas situaciones, pues ahora solo nos lamentamos y todos se lamentan sobre las conductas reprochables de muchos hinchas en los estadios, pero nadie toma responsabilidad en la omisión que ha tenido frente a los hechos.

Cuando hablamos de responsabilidades, no tratamos de pedir que se saquen a relucir los paños de agua tibia que se hayan puesto al servicio del barrismo, pues estos no pasan de ser activismos, muchas veces alimentados por el afán mediático de mostrar que “algo se está haciendo”.  Lo que pretendemos es apelar a tomar el barrismo como un proceso que exige procesos serios, con compromiso, en una transformación desde sus bases que pase por una reeducación en el tema, con propuestas que vayan de la mano con temas de prevención, liderazgo, emprendimiento, derechos humanos, entre otros, todos ellos en un ambiente de equidad e inclusión, sin dar pie a la discriminación bajo ningún pretesto. 

Que este y cada hecho de una preporchable violencia que se de en torno al barrismo, sea una exhortación a replantear un tema complejo, que requiere procesos estables y duraderos, que van más allá de unas represalias.

 

Wilson Ospina León

Presidente

Barrismo en Paz

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